Después de tantos interrogatorios, recesos, perjurios, circo y regresos sorpresa, llega el gran día para Blake Carrington y toda la familia acude a los tribunales para escuchar el veredicto del jurado: Steven es culpable de homosexualidad…
¡¡¡¿Queeee?!!! ¡Que esto es un juicio contra mi padre!
¡¡¡NO!!! ¡Pero que pasa... pero que invento es estooooo!
De momento Blake no se
toma nada bien el veredicto de culpabilidad y se pone a berrar como un
basilisco diciendo que es inocente, aunque su abogado Andrew le aconseja que se
calle y acepte la sentencia. ¡Caso cerrado!
Lo malo es que aunque salen por la puerta trasera para eludir a los medios de información, un espabilado periodista de gafas imposibles le está esperando y Blake acaba de perder la paciencia... ¡Nada aconsejable para su imagen pública y empresarial tras ser condenado!
¡Periodistucho, esas manos, que yo no soy la Pantoja!
Hoy no es el día de
Steven, porque horas antes, cuando se dirigió a su padre recién escuchado el
veredicto, Blake no quiso hablar con él y le acusó de haberse salido con la
suya. Steven… sin Ted, sin Claudia, sin Blake y sin Fallon, vas a tener que
hablar con las paredes. Lo único que Steven pudo decirle a Claudia en el
hospital no era precisamente para animarla: “He tenido dos amores, Ted y tú. A
él le costó la vida y he deshecho la tuya”. ¡Bravo Steven, eres la alegría de
la huerta! ¿Te extraña que no quieran ni verte?
¡Y dicen que Steven Carrington es un buen partido!
La noche tras la sentencia,
todos los Carrington tienen insomnio. Fallon se pone a cocinar bollos de avena
porque es lo que acostumbra a hacer cada vez que acusan a su padre de asesinato
–¡imaginamos que es la típica frase ocurrente de Fallon, pero quien sabe!- y se
permite considerarse junto con Joseph los únicos que quieren a Blake en esa
enorme mansión. ¡A la pobre Krystle que la zurzan! Cuando en realidad es la
única que esta con él, compartiendo una copa de coñac. Blake ha recapacitado y
concluye que siempre se le ha soltado la mano con facilidad, pero eso va a
cambiar a partir de ahora. A Krystle le llega tan adentro que decide volver a
la cama de Blake, por amor, no por compasión. Al día siguiente, para no perder
la costumbre, Fallon ya le está esperando en la puerta para aguarle la
reconciliación:
“¡Oh! ¿Volvemos a lo de antes o has entrado a zurcirle los
calcetines?”
Lo bien que le arreglaría Michael el cacharro a Fallon...
¡Que está que echa humo!
Lo bien que le arreglaría Michael el cacharro a Fallon...
¡Que está que echa humo!
Y si la relación de
Fallon con Krystle sigue siendo más fría que el culo de Olaf, su matrimonio con
Jeff va igual de bien. Por eso quiere localizar a Michael, el chofer, para que
le revise el co… che, sin saber que ha sido despedido por Blake, desde ahora el
guardián de los grandes valores… Menos mal que Fallon sigue
sin morderse la lengua: ¡Que tanta moralidad venga de alguien que
acaba de ser condenado por homicidio ya lo dice todo!
Venga papiiii, traeme a mi semental... estooo... chofer
Pero Fallon no es el
único problema para Blake. Sus esposas son peores. Alexis le visita en sus
oficinas para decirle que no debería hacer pagar a Steven el odio que siente
hacia ella y Krystle intenta que padre e hijo firmen una tregua, pero le sale
el tiro por la culata cuando Blake vuelve a las viejas costumbres e intenta
imponerle su forma de ver todo lo ocurrido desde la noche en que Ted murió.
Cuando el magnánimo patriarca le dice que estaría dispuesto a perdonarle por
testificar en su contra, Steven pierde la paciencia y le dice que no necesita su perdón y debería ser Blake quien se lo pidiese, aunque no vaya a dárselo. Cuando se ha marchado, Blake le dice a Krystle que sabía que no funcionaría,
pero ella le da la espalda y le hace ver que a pesar de sus promesas no ha
cambiado.
No es raro que Krystle le de la espalda, porque tras su discusión con Fallon por el chofer y “semental casero”, Blake le había dicho que deseaba no haber tenido hijos y reconocía su error por haberla forzado a tener un hijo. ¡Que sutil! ¡Debe formar parte de su nueva función como guardián de la moral, porque para todos los espectadores aquello fue una violación! El caso es que Blake reconoce que Krystle tenía razón y no debían tener hijos. ¡Tan inoportuno como siempre Blake! Si en vez de mirarte el ombligo te hubieses fijado un poco en los que te rodean, hubieses visto que Krystle no se encontraba bien desde hace días y eso solo quiere decir una cosa: que está preñada. Finalmente, Krystle lo confiesa cuando se desmaya.
No es raro que Krystle le de la espalda, porque tras su discusión con Fallon por el chofer y “semental casero”, Blake le había dicho que deseaba no haber tenido hijos y reconocía su error por haberla forzado a tener un hijo. ¡Que sutil! ¡Debe formar parte de su nueva función como guardián de la moral, porque para todos los espectadores aquello fue una violación! El caso es que Blake reconoce que Krystle tenía razón y no debían tener hijos. ¡Tan inoportuno como siempre Blake! Si en vez de mirarte el ombligo te hubieses fijado un poco en los que te rodean, hubieses visto que Krystle no se encontraba bien desde hace días y eso solo quiere decir una cosa: que está preñada. Finalmente, Krystle lo confiesa cuando se desmaya.
Y si el problema de
Steven sigue sin solucionarse, el de Alexis tampoco tiene indicios de resolución. No solo no se vuelve a Acapulco -no hasta que haya arreglado sus
“asuntos”- sino que tras visitar su viejo estudio –que por las telarañas y polvo
que tiene no lo han pisado ninguno de los sirvientes de la mansión en años-
parece que le entra la morriña.
Joseph acude para plantarle cara a su ex jefa y prácticamente le confiesa que la ha estado vigilando y conserva un álbum de recortes de revistas que recoge todos los escándalos en los que se ha visto implicada durante su exilio. A Alexis le hace mucha gracia el mayordomo y le insinúa si se ha estado masturbando todas las noches leyendo esos chismes. “¡Oh Joseph, no me digas que lees esa basura! ¿Lo haces? ¿A solas, de noche, en la cama?
En cualquier caso, Joseph
no tendrá que mandárselo muy lejos e incluso podrá seguir observándola muy, muy
de cerca, porque al final Alexis decide acabar con aquella morriña y decide
mudarse al viejo estudio ante la mirada estupefacta de Blake, que no puede
hacer nada porque se lo regaló cuando estaban casados. "¡Este estudio es mío, llave, cerrojo y puerta!"
¡Anda Joseph, que ya podrías haber pasado un plumero en 15 años!
Joseph acude para plantarle cara a su ex jefa y prácticamente le confiesa que la ha estado vigilando y conserva un álbum de recortes de revistas que recoge todos los escándalos en los que se ha visto implicada durante su exilio. A Alexis le hace mucha gracia el mayordomo y le insinúa si se ha estado masturbando todas las noches leyendo esos chismes. “¡Oh Joseph, no me digas que lees esa basura! ¿Lo haces? ¿A solas, de noche, en la cama?
¡Pobre solitario Joseph, sigues siendo el impotente mirón!
Me encantará
ver el álbum, envíamelo”
Alexis: de ex-esposa a OKUPA¡A ver quien la echa ahora de la mansión!
¡No, Aaron y Douglas tampoco podrán... aún siendo los productores!
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