Blake Carrington está pasándolo verdaderamente mal y
cree que no puede fiarse de nadie… Y todo ese pesimismo tiene que ver con
Matthew, porque alguien le ha hecho el préstamo que necesitaba, con lo cual no
perderá su valioso pozo petrolífero y la Denver-Carrington no podrá echarle las
garras encima. Blake se pregunta: ¡¡¡¿Pero QUIÉN me pone la pierna encima para
que no levante cabeza?!!! Bueno, lo que en realidad se pregunta es QUIÉN le ha
dado el dinero a Matthew… ¿Colby? Frío… ¿Harrison? Frío, frío… ¿Peterson?
Helado…
Krystle
no pone esa cara por el frío precisamente…
“Seguro
que si le hubiésemos llamado Blake
no hubiese salido así”
Lindsay, la niña del visillo...
Cuando Lindsay, la histérica hija de Matthew y
Claudia, tan aficionada a escuchar lo que no debe, pilla una conversación
matinal en la que estos admiten que eran demasiado jóvenes cuando se casaron,
pasa de las clases para ir al registro civil en busca de la partida de
matrimonio de sus padres. Eso confirma que se casaron por su culpa, cuando
Claudia se quedó preñada, así que como la gran “drama queen” que es se siente
desolada. MUY desolada. ¡A ver si maduramos nena! ¡Como si no te pudiesen pasar
cosas mucho peores! (Spoiler: De hecho le pasará la peor antes de que cumpla
siquiera los 18 años).
Acostumbraos a esta cara... es su favorita
En el pozo Lankershim-Blaisdel, Matthew descubre que
fue su empleado homofobo Ed el que saboteó la perforadora y no Steven. Por
supuesto, el muy lerdo y cobarde no lo reconoce a las buenas, así que Matthew
hace lo que mejor sabe, saca la mano a pasear y tras unos cuantos golpes le
dice que lo hizo porque Blake le pagó para hacerlo. Cuando Matthew se disculpa
con Steven y le ofrece de nuevo su puesto de trabajo, este lo rechaza y le hace
ver que, como todos los demás, creyó en su culpabilidad sin dudarlo un
instante, y solo porque es gay.
“Prefiero
tener a un marica como amigo
que a una serpiente o un cobarde”
Cuando Matthew cree que por fin se ha librado
de él, el rencoroso Ed visita a Claudia en la tienda de libros donde trabaja
para contarle que mientras ella estaba en el psiquiátrico Matthew se enrolló
con Krystle, confirmando sus peores temores.
Para llevar unos cuernos tan grandes los disimula
muy bien Sra. Blaisdel ¿Es el peinado?
Con su marido Jeff de viaje por Oriente Medio,
Fallon decide salir de juerga con otros hombres saltándose las normas de ética
burguesa que según ella debe tener Krystle y que la obligarían a encerrarse en
la habitación con una novela rosa.
Entrada triunfal de Fallon antes de tocarle un poco
los ovarios a su "queridisima" Krystle.
los ovarios a su "queridisima" Krystle.
Tras mofarse de su madrastra un rato y justo
antes de que su hermano apague la luz para dormir, Fallon irrumpe en su
habitación para compartir un momento muy tierno y fraternal, bueno, todo lo tierno
que puede ser cuando ella está más borracha que una cuba de Falcon Crest. Los
dos hablan de su niñez, recuerdan a su madre y lo mal que lo pasó Fallon, que
no pudo dormir en seis meses después de que les abandonase. Si supiese que no
tardará en volver… entonces si que no dormirá nadie tranquilo en toda la
mansión.
"Aquí
estoy yo ¡el escándalo de Colorado! Y aquí estas tú… “
“…el fracaso de Blake
Carrington ¡Qué buena pareja hacemos!”
Cuando por la mañana Steven recibe un telegrama de
Ted (¡¡¡Pero que pelma!!! ¿Es que no le quedó claro que Steven no quería saber
nada de él!) Fallon decide ponerse en plan Perales y saber cómo es él, en qué
lugar se enamoró de Steven, de dónde es y a que dedica el tiempo libre.
Fallon pillada cotilleando el correo ajeno...
concretamente el de Steven
Para no
tener que aguantarla más, Steven le dice que Ted va a pasar unos días en Los
Angeles y San Francisco y le pide que vaya a verle. Aunque Steven ya tiene
decidido que no va a ir, Fallon sí que lo hace (ya os hemos dicho que estaba
muy aburrida). Además ¿para que se tiene un jet privado si no es para usarlo?
Fallon invita a Ted a subirse a bordo y le pide que deje en paz de una vez por todas
a Steven (¡Esa es nuestra Fallon! A ver si así lo pilla) para que pueda obtener
lo que le pertenece por su derecho de nacimiento. Ted accede y promete darle un
tiempo a Steven para que se aclare las ideas, pero reconoce que le ama más que
a nada en el mundo. Algo que Fallon no ha sentido nunca… pero tampoco le
importa si la invita a comer langosta en San Francisco.
No te fies de mi sonrisa... O
dejas de acosar a mi hermano
o te tiro sin paracaídas en pleno vuelo
Finalmente, Blake encuentra accidentalmente en la
bata de su mujer una caja con sus píldoras anticonceptivas y teniendo en cuenta
lo que pensaba al comienzo del episodio no le hace ni la más mínima gracia.
Conociendo a Blake, Krystle debería esconder mejor sus cosas
A este paso pronto sabrá lo del collar (¡Uy, SPOILER!)
Cuando
Krystle vuelve a casa esa noche, Blake está tan borracho como Fallon,
deshojando la margarita… mejor dicho, tirando las píldoras mientras farfulla “me
quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere…” Krystle no puede tragar saliva
y Blake le dice que lo único que deseaba era un hijo suyo, ahora solo le queda
un hijo maricón, una hija puta y una esposa de la que no puede fiarse. Para Blake una
esposa un poco puta también, ya que piensa que se está acostando con Matthew
Blaisdel. Krystle se da cuenta de que es mejor irse a dormir a cualquier otra de
las 47 habitaciones de la mansión, pero Blake no deja que salga de allí. Es su
mujer y debe cumplir con su deber…
¿Desde cuándo ser violada por el marido es
un deber o un voto marital? ¿Lo era en 1981? Porque eso es lo que acaba haciendo en una de
las escenas más duras (y rápidamente olvidada) de la serie.
En este episodio se acabaron los CONTINUARÁ*. Pero no penséis que esto se ha terminado aquí, porque evidentemente…
En este episodio se acabaron los CONTINUARÁ*. Pero no penséis que esto se ha terminado aquí, porque evidentemente…
CONTINUARÁ
* Esto se debe a que en su emisión original en
EE.UU el episodio 7 y el siguiente eran uno solo de mayor duración.