Episodio con una nueva incorporación a la ya
disfuncional familia Carrington, la de Sammy Jo Dean, la aparentemente inocente
sobrinita –¡rubia, como no!- de Krystle.
El bello durmiente...
Comenzamos donde lo dejamos en el episodio anterior, con Steven en coma tras el accidente que sufrió en la mansión, sus padres Blake y Alexis preguntándose cómo quedará si llega a despertar y Krystle sintiéndose marginada, algo en lo que Alexis se esmera aprovechando la situación. Como viene ocurriendo en las últimas semanas, el buen Doctor Toscanni se la lleva a tomar algo y hacerle una sesión psicológica gratuita percibiendo el motivo de su preocupación: “la 1ª Sra. Carrington” que como bien le dice parece el título de una novela vulgar. Krystle se pone a la defensiva rechazando su diagnóstico, pero acaba admitiendo que se siente amenazada. Al final resulta que el psiquiatra es muy bueno ¡y barato! Porque a Krystle solo le cuesta el precio del café.
No me gusta que me psicoanalicen antes del desayuno
Afortunadamente, esa misma noche Steven sale del coma
con algunos problemillas de memoria, pero bien a fin de cuentas, y sin lesiones
cerebrales. No parece reconocer a su padre… ni a su hermana Fallon, pero si a
Alexis… ¡la madre que no ha visto en 16 años! Porque el poder de los arcoíris
es infinito.
Cuando por fin van a darle el alta, una “extasiada” Alexis se ocupa personalmente de que no le falte nada a su hijito y hace lo que más ansiaba: hacer y deshacer como gusta en la mansión. Aunque Krystle ya se había ocupado de contratar enfermeras particulares para su cuidado, Alexis las cancela. ¿Para que pagar enfermeras si Alexis está allí para ser la señorona de la mansión otra vez? Ni que decir tiene que Krystle se tiene que morder la lengua y no estamparle en la cabeza el enorme Ming del pasillo…
A la bella durmiente la despertó un Principe Azul... no la bruja
Cuando por fin van a darle el alta, una “extasiada” Alexis se ocupa personalmente de que no le falte nada a su hijito y hace lo que más ansiaba: hacer y deshacer como gusta en la mansión. Aunque Krystle ya se había ocupado de contratar enfermeras particulares para su cuidado, Alexis las cancela. ¿Para que pagar enfermeras si Alexis está allí para ser la señorona de la mansión otra vez? Ni que decir tiene que Krystle se tiene que morder la lengua y no estamparle en la cabeza el enorme Ming del pasillo…
Mi ramo es más grande que el tuyo (¡y no es de tu jardín, tacaña!)
Por cierto, que la mansión podría reinventarse como
Clínica Carrington, porque además de cuidar de Claudia, el Dr. Toscani debe
hacer horas extras para cuidar de Steven también. Blake está feliz porque
aprovechándose del estado de Steven consigue reconciliarse con él, está muy
agradecido con Nick por cuidarle, además de por salvarle la vida cuando le sacó
del fondo de la piscina, y se considera en deuda con el doctor. Eso despierta
en Toscani imágenes de un hombre ahorcado… que se revelan como la razón de su
venganza contra él, de la que nos enteramos al final del episodio anterior.
“Todos tenemos deudas que pagar” le responde enigmáticamente y con ojos de
loco.
En ocasiones... veo ahorcados
Lejos de allí, Frank Dean, un piloto de coches y su
rubísima hija, Sammy Jo, preparan la próxima carrera. Bedelia, su pareja un
tanto choni, está harta de la niña y hasta ha soñado que estaba “hecha de
mantequilla y con el calor se derretía poco a poco”… ya se sabe: dos son
compañía, tres son multitud, y viviendo en una caravana alguien sobra. Por
casualidades del guionista destino, Frank se entera por el “Salvame” de
1981 de que su excuñada Krystle se ha casado con Blake Carrington. ¡Parece que
los Dean son un poco desapegados, o no ve cada día el “Salvame”, porque hace
más de un año de la boda! En cualquier caso, ve la solución a su problema:
¡endiñarle la niña a su tía!
¡Y encima Krystle se traga todo el cuento de que Sammy Jo está deseando verla de nuevo, así que le dice a Frank que puede ir y quedarse en la mansión todo el tiempo que quiera! ¡No sabes en la que te has metido querida!
Bedelia, la lagarta al sol, y Frank, el papi de Sammy Jo
¡Y encima Krystle se traga todo el cuento de que Sammy Jo está deseando verla de nuevo, así que le dice a Frank que puede ir y quedarse en la mansión todo el tiempo que quiera! ¡No sabes en la que te has metido querida!
Cuando después de su generosa invitación, Krystle le
hace una visita a Steven en su habitación, este se pone muy nervioso porque no
puede recordar su nombre y Alexis se pone en modo madre superprotectora,
ordenándole a Krystle que no le hable más y desencadenando una nueva discusión
entre ellas.
Menos mal que Blake está tan contento que aparece con un coche
nuevo para ella, nada de utilitarios… ¡un Rolls Royce, que se note que son
millonarios ahora que va a llegar su sobrina pobretona!
¡Eh tu, largo! ¡Me has quitado al (ex)marido, pero mi hijo es mío!
Krystle y Fallon compitiendo a ver quien la tiene más grande... la matrícula
Con su habitual naturaleza juerguista, Fallon, de
nombre artístico “la pequeña Dottie Dimples” aparta a Joseph de sus aburridas
tareas para montarle un show a Steven y alegrarle un poco su regreso a casa,
disfrazada como una bailarina de can-can con lentejuelas. La aguafiestas de
Alexis, vuelve a aparecer en la puerta para acabar con el teatrillo y la
diversión.
Fallon montando el circo... ¡Como si Joseph no tuviese nada mejor que hacer!
Esa noche, Cecil cena con Blake porque está interesado en comprarle el equipo de futbol… si ese cuyos jugadores han pasado por la cama de la circense Fallon temporada tras temporada. Tal vez por eso Blake siente tanto apego por él y se niega a vendérselo por 9 millones de dólares, justo la cantidad del préstamo que le hizo en la primera temporada (de la serie) y que no tendría que devolverle. El generoso de Cecil incluso añadiría un milloncejo al trato. Blake le responde que el equipo vale 20 millones, por lo menos, y que por supuesto no hay trato. Ya conseguirá los 9 millones que le tiene que devolver de otra manera…
¡Con amigos como estos... quien necesita enemigos!
Sammy Jo llega esa misma noche a la mansión con un
modelito que parece haberse encogido en la lavadora… con una camiseta que deja
el ombligo al aire y un pantalón tan corto y ceñido que cuesta creer que pueda
respirar. De hecho es lo que parece viendola boquiabierta cuando el estirado Joseph le abre la
puerta y la hace pasar. Cuando se entera de que
comparten su segundo nombre la joven Samantha Josephine exclama inocentemente
“Somos Jo y Jo”. Un resignado Joseph insiste en que él se llama Joseph y le advierte que la
cena se sirve a las 8 en punto, que tiene que vestirse para la cena
(indirectamente le viene a decir que lo que lleva es prácticamente ir desnuda)
y que en el menú no hay pizza (aunque si las anchoas). Todavía alucinada por el
tamaño de la mansión, Sammy Jo sube la escalera imitando a Escarlata O’Hara en
“Lo que el viento se llevó”.
¡La hos... digo, cáspita, menudo casoplón el de mi tía!
A la hora de bajarla, Sammy Jo sigue comportándose como
una adolescente y se desliza por la barandilla yendo a topar con Alexis.
Dispuesta a no dejar quieta la lengua, la chica habla y habla, confundiéndola
con su tía Krystle, y acaba revelandole a Alexis intimidades de Krystle, como el pasado pueblerino y su apellido
de soltera.
¡Yupiiiiiiii, esto es mejor que Port Aventura!
Por vestirse para la cena, Sammy Jo entiende ponerse una blusa atada a la cintura que sigue exhibiendo su ombligo y un también ceñidísimo pantalón azul de licra que al menos le cubre todas las piernas. Se encuentra con Steven en la biblioteca y sin dejar descansar un momento su lengüecilla perspicaz le introduce en el apasionante mundo de las carreras de coches… ¡Apasionante tema para un Steven acostumbrado a hablar de música clásica y poesía! Pero primera prueba de que el golpe en la cabeza si le ha debido causar daños cerebrales ¡¡¡porque le presta atención a la jovencita y hasta parece interesarle!!!! Quien sí parece interesar a Sammy Jo es Steven, que no solo es guapo y rico… tiene un pelazo rubio, como ella. Y es que como le cuenta, su sueño es ser una peluquera
Krystle a punto de conocer a su sobrina, piloto de carreras y futura peluquera
Finalmente, Krystle y Sammy Jo se reencuentran allí mismo y se deshacen en piropos mutuos. Krystle desea que todo lo que la rodea le guste, y Sammy Jo sonríe “inocentemente” mirando a Steven para responder “Sé que me va a gustar tía”. ¡No te fíes nunca de las sobrinitas rubias ingenuas, vienen para dos semanas y no te las quitarás de encima ni con agua caliente! Steven le devuelve la sonrisa. Seguro que si Blake hubiese sabido hace unos episodios que un golpe en la cabeza hubiese hecho heterosexual a su hijo se lo hubiese dado él mismo.
En la última escena, la pérfida Alexis llama al detective Morgan Hess para que averigüe todo lo que pueda sobre Krystle Grant. ¡Sammy Jo, eres toda una rubia... Menuda bocazas!
CONTINUARÁ…
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