lunes, 23 de noviembre de 2015

Capítulo 19: ¡Viva Las Vegas... y Olé!



 No es la casa de los Munster… es la mansión Carrington

Llueve en Denver, llueve mucho, se avecina una tormenta en todos los sentidos, pero nada va a impedir que Blake vuele hasta Las Vegas en su avión privado para ocuparse de sus negocios. Krystle quiere acompañarle, pero Blake insiste en que se quede en casa y a la rubia no le queda más remedio que hacerlo (¡sólo falta que le ponga un cinturón de castidad!). En cambio, Fallon, que como ya sabemos es mucho más espabilada y se ha enterado de todo escuchando como una cotilla al otro lado de la puerta, se calla y se escabulle para colarse en el avión y no salir hasta que ha despegado. 

 ¡¡¡Sorpresaaaaaa papá!!! ¡Tienes un polizón a bordo! 

Evidentemente, como no la puede tirar con paracaídas ni dar la vuelta, Blake tiene que aguantarse y permitir que su niña mimada le acompañe. Fallon solo está preocupada por él, sabe que quiere vender una parte de su equipo para poder devolverle el préstamo al avaricioso Cecil y va a tratar con mafiosos. Blake asegura que no necesita su ayuda y le advierte que no se meta por medio… ¡Si, ya! ¡Como si no la conociesemos!

Esa misma noche, la hermana del Dr. Nick Toscanni intenta convencerle para que abandone su plan de venganza contra Blake, pero Nick se niega a hacerlo, por fin sabemos porque en ocasiones veía ahorcados… 

 No, no estoy loco aunque lo parezca con este careto… 

Considera a Blake el responsable de la muerte de su hermano Gianni, que se suicidó en una cárcel de Oriente Medio porque Blake no hizo una simple llamada telefónica que le hubiese salvado. Su hermana teme que le mate, pero Nick la tranquiliza diciéndole que no lo hará… sería demasiado fácil, ¡quiere hacerle sufrir! 


La tormenta asusta a la inocente Sammy Jo, que tiene pesadillas con su padre, aunque por lo que vimos debería tenerlas con su madrastra Bedelia, que no paró hasta que se libró de ella haciendo que su padre la facturase a Denver. Un trueno la hace correr hacia la habitación de Steven y se mete en su cama. No sabemos si Steven usa tapones para dormir, pero no se inmuta, ni con la tormenta ni cuando Sammy Jo intenta despertarle, así que la chica se acurruca allí para no dormir sola.

 ¡¿Pero esto que eees? ¿Qué hago con una tía en mi cama?!

Cuando la luz de la mañana sí que despierta a Steven se sorprende de ver a Sammy Jo a su lado y antes de que piense que se ha vuelto heterosexual del golpe que se dio en la cabeza ella le explica lo de las pesadillas y en su particular estilo de cotorra, Sammy Jo se pone a hablar y hablar y hablar, hasta que se da cuenta y se despide de él con un beso amistoso. Alexis, que como de costumbre se pasea por la mansión como Pedro por su casa la ve salir de la habitación de Steven y piensa lo peor.

 La okupa Alexis cotilleando sin demasiado disimulo…   #Bitchdelvisillo

Y aunque se paseaba libremente por el piso superior de la mansión a primera hora, la muy sibilina de Alexis llama a la puerta principal como quien pasaba por allí, para tener unas palabras con Krystle al respecto. Porque si Steven se ha vuelto hetero, perfecto, ¡pero no con la sobrina golfa de Krystle! 

”La vi salir de su habitación esta mañana y no estuvieron jugando al parchís!”

Krystle, que no tiene el horno para bollos, le deja claro que no va a discutir sobre Sammy Jo con ella, que prácticamente está de okupa en la finca. Lamentablemente, no puede evitar soltarle una puyita a Alexis y le dice que está embarazada de Blake ¡Noooooo, craso error Krystle!

¡Quiero el 100% del equipo, ¿capici?!

En Las Vegas, Blake recibe en la habitación de su hotel a un sicario del misterioso Logan Rhinewood, que compra en su nombre el 45% de su equipo de fútbol. De hecho querrían la totalidad del equipo, pero Blake no está tan desesperado. Como era de esperar, pasándose por el forro las ordenes de su padre, Fallon asoma su culo por allí… y su lengua viperina también.

”Dígame una cosa. Su traje es Neiman Marcus, pero ¿quién le diseña la cartuchera… Gucci?”

De vuelta a Denver en el jet, Fallon reconoce que ha ido a Las Vegas porque está aburrida de su matrimonio con el aburrido y sosainas de Jeff. Y dando rienda suelta a su complejo de Electra llega a preguntarle a su padre “¿Por qué no me he casado con un hombre como tú?” Blake se queda atónito con la pregunta y por una vez reconoce que no ha sido el marido perfecto que su hija piensa.
Y si no se lo cree, que le pregunte a Krystle. Que conduce hasta los establos en su flamante Rolls Royce, mientras que la “absurda” de su sobrina sigue con sus absurdeces (como dice Alexis) y va patinando por el camino. 

Unas en Rolls y otras en Rollers(kates) o sea patines… 

Sabemos que estamos tratando con dos rubias, de la misma familia para más inri, y no se le puede pedir peras al olmo, pero en vez de hablar del “encantador” Steven y de sus salidas juntos para comer pizza, Sammy Jo hubiese hecho un gran favor a su tía aconsejándole que no es buena idea montar a caballo cuando se está embarazada…
Por su parte, en otro lado de la enorme finca Carrington, Alexis también se pone en modo maternal con Steven mientras practica el tiro al plato. Dando por supuesto que Steven ha decidido abandonar su pasado gay… “su cuestionable pasado” decide hacer lo que no ha hecho en los últimos 16 años y ayudarle a elegir la chica perfecta. Una de su clase y no una golfa como Sammy Jo. Aunque no lo diga, está claro que lo único que le importa a Alexis es que Steven se case para que pueda heredar la fortuna de Blake. Más que mosqueado con las insinuaciones de su madre querida, Steven, que no falla ni un plato, le devuelve la escopeta a su madre (sin pegarle un tiro a ella) y le pide que no se meta en su vida.

Steven no es buena idea discutir con alguien que lleva una escopeta cargada.

Poco después, Alexis ve pasear plácidamente a Krystle a caballo y recordando que está embarazada, un pérfido plan se cruza por su cabeza cubierta por una boina. Se esconde detrás de un árbol enorme y dispara la escopeta… ¡afortunadamente al aire, no sobre su rubia rival! 
El tiro al plato es aburrido, mejor el tiro a la rubia.

El caballo se asusta y se encabrita, tirando a Krystle al suelo y llevándosela a rastras bajo la malvada mirada de Alexis. ¡Al plato no le daba ni a la de tres, pero con la rubia no ha fallado!
Sin saber lo que acaba de ocurrir en casa, Blake se pasa por la Colbyco para darse el gustazo de entregarle a su “amigo” Cecil un cheque por los 9 millones del préstamo y para decirle que le vaya bonito, porque da por finalizada su amistad... y se queda sin su equipo, que tanto deseaba.

No Cecil, no vas a ser el Florentino Pérez de Denver

Jeff ya se había enfadado antes con su tío Cecil por exigirle a Blake esa devolución -entre otras cosas porque lo hizo a cambio de que Fallon se casase con él sin quererle. Jeff había recogido todas sus cosas y dejaba la empresa familiar, porque no quiere seguir siendo su marioneta. Después, cuando su querida esposa, ha vuelto de Las Vegas también se enfrenta con ella. Sintiendo una extraña presión en las sienes, no se acaba de creer que fuese con Blake y piensa que fue a ver a uno de sus numerosos amantes, así que antes de marcharse le recuerda que aunque “sea el último de la lista” sigue siendo su marido. 
¡No deberías haber provocado a Fallon, Jeff! Porque nada más marcharte, Fallon sale en toalla al pasillo y se pone a flirtear con el Dr. Toscanni, que ha encontrado a Krystle tras su caída y la ha llevado a su habitación. 

“¡Es la última moda en Paris, se llama “le look presque nu”. 
Casi desnuda, o en cueros… como prefiera.”

A Fallon no le sale bien la maniobra con Nick, que se marcha sin dejarse engatusar. Pero tan pronto llega a su casa, Fallon le está esperando tirada en el sofá en plan vampiresa ("trepé hasta la ventana, está un poco alta pero soy muy atlética") y no parece dispuesta a recibir un no por respuesta. Nick, que no es de piedra, acaba mordiendo el anzuelo. 

Buona sera dottore, evidentemente no he venido para una consulta...

Después de hacerlo allí mismo, en el suelo, Fallon se pone a recordar a uno de esos jugadores de futbol que tanto le gusta llevarse a la cama, también italiano… como Nick. Le confiesa que le gusta mucho y que es una de sus fantasías eróticas hechas realidad -el hombre mediterráneo que sale del agua y se le acerca  dejándole empapada, pero no le importa- evidentemente, empapada la ha dejado, porque quiere repetir y hasta le pregunta a Nick porque ha tardado tanto en venir a Denver. Por la mirada misteriosa del doctor podemos suponer que tiene entre los brazos el medio para hacer sufrir a Blake…

¡Mamma Mia, esta me va a dejar seco!

En la mansión, Blake se acaba de enterar del accidente de Krystle, pero ella se muestra tranquila porque no le ha pasado nada al bebé. ¡Ingenua! Esto es un culebrón y una caída, por las escaleras o de un caballo solo significa una cosa: habemus aborto.  Justo cuando Krystle le dice que se encuentra perfectamente y Blake le dice lo que tendría que haberle dicho Sammy Jo unas horas antes: “¡no más caballos nunca más!” Krystle siente unos dolores en su vientre. Conducida en una ambulancia hacia el hospital junto a Blake, Krystle admite entre lágrimas –y sin avisar del spoiler- que va a perder a su hijo.

CONTINUARÁ…

martes, 17 de noviembre de 2015

Episodio 18: Reconciliación por contusión



Episodio con una nueva incorporación a la ya disfuncional familia Carrington, la de Sammy Jo Dean, la aparentemente inocente sobrinita –¡rubia, como no!- de Krystle.

El bello durmiente...

Comenzamos donde lo dejamos en el episodio anterior, con Steven en coma tras el accidente que sufrió en la mansión, sus padres Blake y Alexis preguntándose cómo quedará si llega a despertar y Krystle sintiéndose marginada, algo en lo que Alexis se esmera aprovechando la situación. Como viene ocurriendo en las últimas semanas, el buen Doctor Toscanni se la lleva a tomar algo y hacerle una sesión psicológica gratuita percibiendo el motivo de su preocupación: “la 1ª Sra. Carrington” que como bien le dice parece el título de una novela vulgar. Krystle se pone a la defensiva rechazando su diagnóstico, pero acaba admitiendo que se siente amenazada. Al final resulta que el psiquiatra es muy bueno ¡y barato! Porque a Krystle solo le cuesta el precio del café.

 No me gusta que me psicoanalicen antes del desayuno

Afortunadamente, esa misma noche Steven sale del coma con algunos problemillas de memoria, pero bien a fin de cuentas, y sin lesiones cerebrales. No parece reconocer a su padre… ni a su hermana Fallon, pero si a Alexis… ¡la madre que no ha visto en 16 años! Porque el poder de los arcoíris es infinito. 

A la bella durmiente la despertó un Principe Azul... no la bruja

Cuando por fin van a darle el alta, una “extasiada” Alexis se ocupa personalmente de que no le falte nada a su hijito y hace lo que más ansiaba: hacer y deshacer como gusta en la mansión. Aunque Krystle ya se había ocupado de contratar enfermeras particulares para su cuidado, Alexis las cancela. ¿Para que pagar enfermeras si Alexis está allí para ser la señorona de la mansión otra vez? Ni que decir tiene que Krystle se tiene que morder la lengua y no estamparle en la cabeza el enorme Ming del pasillo…

Mi ramo es más grande que el tuyo (¡y no es de tu jardín, tacaña!) 

Por cierto, que la mansión podría reinventarse como Clínica Carrington, porque además de cuidar de Claudia, el Dr. Toscani debe hacer horas extras para cuidar de Steven también. Blake está feliz porque aprovechándose del estado de Steven consigue reconciliarse con él, está muy agradecido con Nick por cuidarle, además de por salvarle la vida cuando le sacó del fondo de la piscina, y se considera en deuda con el doctor. Eso despierta en Toscani imágenes de un hombre ahorcado… que se revelan como la razón de su venganza contra él, de la que nos enteramos al final del episodio anterior. “Todos tenemos deudas que pagar” le responde enigmáticamente y con ojos de loco.

 
En ocasiones... veo ahorcados

Lejos de allí, Frank Dean, un piloto de coches y su rubísima hija, Sammy Jo, preparan la próxima carrera. Bedelia, su pareja un tanto choni, está harta de la niña y hasta ha soñado que estaba “hecha de mantequilla y con el calor se derretía poco a poco”… ya se sabe: dos son compañía, tres son multitud, y viviendo en una caravana alguien sobra. Por casualidades del guionista destino, Frank se entera por el “Salvame” de 1981 de que su excuñada Krystle se ha casado con Blake Carrington. ¡Parece que los Dean son un poco desapegados, o no ve cada día el “Salvame”, porque hace más de un año de la boda! En cualquier caso, ve la solución a su problema: ¡endiñarle la niña a su tía! 

 Bedelia, la lagarta al sol, y Frank, el papi de Sammy Jo

¡Y encima Krystle se traga todo el cuento de que Sammy Jo está deseando verla de nuevo, así que le dice a Frank que puede ir y quedarse en la mansión todo el tiempo que quiera! ¡No sabes en la que te has metido querida!

Cuando después de su generosa invitación, Krystle le hace una visita a Steven en su habitación, este se pone muy nervioso porque no puede recordar su nombre y Alexis se pone en modo madre superprotectora, ordenándole a Krystle que no le hable más y desencadenando una nueva discusión entre ellas. 

 
¡Eh tu, largo! ¡Me has quitado al (ex)marido, pero mi hijo es mío!

Menos mal que Blake está tan contento que aparece con un coche nuevo para ella, nada de utilitarios… ¡un Rolls Royce, que se note que son millonarios ahora que va a llegar su sobrina pobretona!

Krystle y Fallon compitiendo a ver quien la tiene más grande... la matrícula

Con su habitual naturaleza juerguista, Fallon, de nombre artístico “la pequeña Dottie Dimples” aparta a Joseph de sus aburridas tareas para montarle un show a Steven y alegrarle un poco su regreso a casa, disfrazada como una bailarina de can-can con lentejuelas. La aguafiestas de Alexis, vuelve a aparecer en la puerta para acabar con el teatrillo y la diversión. 

Fallon montando el circo... ¡Como si Joseph no tuviese nada mejor que hacer!

Esa noche, Cecil cena con Blake porque está interesado en comprarle el equipo de futbol… si ese cuyos jugadores han pasado por la cama de la circense Fallon temporada tras temporada. Tal vez por eso Blake siente tanto apego por él y se niega a vendérselo por 9 millones de dólares, justo la cantidad del préstamo que le hizo en la primera temporada (de la serie) y que no tendría que devolverle. El generoso de Cecil incluso añadiría un milloncejo al trato. Blake le responde que el equipo vale 20 millones, por lo menos, y que por supuesto no hay trato. Ya conseguirá los 9 millones que le tiene que devolver de otra manera…

 ¡Con amigos como estos... quien necesita enemigos!

Sammy Jo llega esa misma noche a la mansión con un modelito que parece haberse encogido en la lavadora… con una camiseta que deja el ombligo al aire y un pantalón tan corto y ceñido que cuesta creer que pueda respirar. De hecho es lo que parece viendola boquiabierta cuando el estirado Joseph le abre la puerta y la hace pasar. Cuando se entera de que comparten su segundo nombre la joven Samantha Josephine exclama inocentemente Somos Jo y Jo”. Un resignado Joseph insiste en que él se llama Joseph y le advierte que la cena se sirve a las 8 en punto, que tiene que vestirse para la cena (indirectamente le viene a decir que lo que lleva es prácticamente ir desnuda) y que en el menú no hay pizza (aunque si las anchoas). Todavía alucinada por el tamaño de la mansión, Sammy Jo sube la escalera imitando a Escarlata O’Hara en “Lo que el viento se llevó”. 

 
¡La hos... digo, cáspita, menudo casoplón el de mi tía!

A la hora de bajarla, Sammy Jo sigue comportándose como una adolescente y se desliza por la barandilla yendo a topar con Alexis. Dispuesta a no dejar quieta la lengua, la chica habla y habla, confundiéndola con su tía Krystle, y acaba revelandole a Alexis intimidades de Krystle, como el pasado pueblerino y su apellido de soltera.

 
 ¡Yupiiiiiiii, esto es mejor que Port Aventura!

Por vestirse para la cena, Sammy Jo entiende ponerse una blusa atada a la cintura que sigue exhibiendo su ombligo y un también ceñidísimo pantalón azul de licra que al menos le cubre todas las piernas. Se encuentra con Steven en la biblioteca y sin dejar descansar un momento su lengüecilla perspicaz le introduce en el apasionante mundo de las carreras de coches… ¡Apasionante tema para un Steven acostumbrado a hablar de música clásica y poesía! Pero primera prueba de que el golpe en la cabeza si le ha debido causar daños cerebrales ¡¡¡porque le presta atención a la jovencita y hasta parece interesarle!!!! Quien sí parece interesar a Sammy Jo es Steven, que no solo es guapo y rico… tiene un pelazo rubio, como ella. Y es que como le cuenta, su sueño es ser una peluquera maldita y ya está estudiando… por correo claro.

Krystle a punto de conocer a su sobrina, piloto de carreras y  futura peluquera

Finalmente, Krystle y Sammy Jo se reencuentran allí mismo y se deshacen en piropos mutuos. Krystle desea que todo lo que la rodea le guste, y Sammy Jo sonríe “inocentemente” mirando a Steven para responder “Sé que me va a gustar tía”. ¡No te fíes nunca de las sobrinitas rubias ingenuas, vienen para dos semanas y no te las quitarás de encima ni con agua caliente! Steven le devuelve la sonrisa. Seguro que si Blake hubiese sabido hace unos episodios que un golpe en la cabeza hubiese hecho heterosexual a su hijo se lo hubiese dado él mismo.

En la última escena, la pérfida Alexis llama al detective Morgan Hess para que averigüe todo lo que pueda sobre Krystle Grant.  ¡Sammy Jo, eres toda una rubia... Menuda bocazas!
 
CONTINUARÁ…