Nada más comenzar el episodio
vemos que cuando Jeff se siente abandonado por las personas que quiere, deja de
ser el yerno perfecto para convertirse en un inmaduro (y si no esperad a que
lleguemos a la quinta temporada). Después de la escenita que montó en el
cumpleaños de su tío Cecil, Jeff decide que siendo asquerosamente rico no tiene
que madrugar para ir a la oficina, es mejor pasarse el día al sol como un
lagarto –o como la lagarta de su mujer- y disfrutar de la comida y las
comodidades que le ofrece la mansión de su suegro. A Fallon, que tanto se
quejaba de lo aburrido y estirado que era, esta nueva actitud de su esposo le
gusta aún menos… sobre todo cuando en vez de llevarla a la ciudad como le pide
la tira a la piscina vestida.
¡¡¡Al agua patos!!! ... ¡O zorras!
Pero bueno, dejemos a
Jeff con sus problemas vitales y vamos con Steven, que por alguna extraña razón
en vez de librarse de su ex acosador cedió a la tentación y se acostó con él. ¡Mal,
Steven, maaaal…. Así no te vas a librar de Ted nunca! Pero no es la única mala
idea que se le pasa por su rubia cabeza, porque va y le dice a Claudia que lo
hizo.
¡Maaaaal Steven, no se le cuenta a las novias que te
acuestas con tus ex, sobre todo si son hombres!
Es lo que tiene ser una persona tan honesta como Steven, que lo
casca todo. Y claro, a Claudia no le sienta nada bien que el otro hombre en su
vida la engañe como su marido ya hizo con Krystle ¡para eso no se busca un
amante! De hecho, debe pensar que para hacer ese viaje no necesitaba tantas
alforjas y Claudia va a ver corriendo a Matthew para mostrarse muy
cariñosa y decirle que quiere que su matrimonio funcione.
Claudia... ¡A buenas horas mangas verdes!
Claudia va más allá y le pide que empiecen lejos de Denver, pero
Matthew no está dispuesto ahora que ha encontrado petróleo allí.
¡Anda, no sabiamos que Angela también tenía joyerías!
Y si las cosas no salen
como Claudia esperaba, a su rival Krystle tampoco es que le vayan de perlas… o
de esmeraldas. Porque Blake le pide que la acompañe al joyero para vender el
famoso collar y sabiendo que es una copia más falsa que toda la familia
Carrington va a quedar en evidencia. Pero no… el joyero, que por la edad podría
hacer pensar que chochea, les asegura que vale un dineral.
¡¡¡¿70.000 dólares por un collar de los chinos?!!!
La cara de Krystle es todo un poema, no entiende nada… Hasta que
Blake le dice al joyero que ha decidido no venderlo porque tiene un valor
sentimental muy grande para su mujer. Krystle lo comprende todo pero decide morderse la lengua y no dice ni
una palabra en todo el trayecto a casa.
Me parece que hoy no van a ir a cenar a San Francisco...
Una vez en la mansión,
Krystle le planta cara a Blake por haber recuperado el collar auténtico para
hacerle pasar por toda esa charada. Al parecer solo quiere que sea una mujer
florero, encerrada todo el día en el castillo y con derecho a salir solo cuando
él quiera presumir de esposa en sus fiestas. Sabíamos que Blake era machista,
por aquella partida de billar entre Fallon y Cecil (recordemos las normas no
escritas para formar parte de la Denver Carrington) pero Krystle no está
dispuesta a tolerarlo. ¡¡¡A este paso le hará llevar un burka!!! Lo malo es que
Blake no tiene tiempo para discutirlo, tiene que volver a la ciudad y la deja
con las ganas de desfogarse, delante del mayordomo, que ve la ocasión para decirle
de todo menos bonita. Cuando Krystle le amenaza con contárselo a Blake, Joseph prácticamente
se ríe en su cara. Lo cual, si me pongo Freudiano, me lleva a pensar que la
lealtad de este mayordomo por Blake raya la homosexualidad. Pero sabiendo la
opinión de Blake sobre el tema, no me extraña que lo lleve tan discretamente…
Eso tan importante que
tenía que hacer Blake en la ciudad y que le impide arreglar sus problemas
matrimoniales es… ¿Desbloquear sus petroleros? ¿Negociar un préstamo con los
bancos? ¡Pues no, ir al piso de soltero de Steven para llevarle un regalito y
celebrar su independencia (y su súbita heterosexualidad)! ¡¡¡Imaginad la cara
que se le queda cuando quien le abre la puerta es Ted recién salido de la
ducha!!! Nadie tan oportuno como Ted Dinard.
"Hola soy Ted... su futuro yer... errr un amigo de Steve"
Como Ted también sabe
lo que Blake opina de los “invertidos”, intenta hacerse pasar por un amigo muy
hetero de Steven, de los tiempos de Princeton… pero Blake es un zorro viejo y
descubre su mentira con un par de preguntas suspicaces. Afortunadamente, Ted se
salva por la campana… bueno, por Steven, que llega en ese momento y evita que
Blake pierda los estribos y le abra la cabeza allí mismo. Al menos de momento.
Desde luego, Steven no
es un crack a la hora de elegir amantes. ¿Cuál es peor? ¿Ted el acosador o
Claudia la loca? ¿Y si se juntan en un mismo lugar los dos? ¿Se matarían
mutuamente por una combinación de celos enfermizos y recaída lunática dejando
en la gloria a Steven?
Ted... ahora acosando a Claudia: "Steven es míooo"
Pues no, porque cuando Ted visita a Claudia en su
trabajo dispuesto a luchar por Steven, se da cuenta de que no es una bruja y
hasta se despiden amistosamente. Lo sentimos Steven, vas a tener que seguir
aguantando a los dos.
Esa misma noche, Blake
ahoga sus múltiples problemas -matrimoniales, filiales y de negocios- en la
biblioteca, bebiéndose todo el mini-bar, o el maxi bar, que en la mansión Carrington
todo es a lo grande, así que Joseph tiene que hacer lo que más le gusta, llevar
a Blake a la cama. Por desgracia para sus freudianos impulsos, Krystle está
también en la habitación y Joseph se ve obligado a volver a su habitación para
seguir coleccionando los recortes de los tabloides amarillistas que cuentan las
aventuras de cierta ex señora Carrington. (SPOILER: Ya sabréis más de esta
curiosa afición del mayordomo en futuros episodios).
Krystle no se da cuenta
de que su marido está más borracho que una cuba de Falcon Crest y quiere
discutir lo que ha ocurrido esa mañana. Cuando se da cuenta de que estaba hablando
con la pared, le da igual y suelta todo su discurso, que se viene a resumir en que
aunque se quieren no pueden vivir el uno con el otro. Así que ahora es Krystle la que quiere estar sin él… se
va, olvida su nombre, su cara, su casoplón y pega la vuelta. Pero Blake como si nada, allí se queda roncando y
durmiendo la mona…
Krystle y Blake... los Pimpinela de Denver
Pero a la mañana
siguiente, antes de marcharse, Krystle llama a Matthew para despedirse. El insiste
en que quiere verla, y lo hacen en el mismo bosque del piloto –ya sabéis que
estos dos solo se citan en un bar para hacerse prestamos- donde Matthew le dice
que la quiere. Una escaldada Krystle, que ya ha tenido suficiente drama para
todo un año, le dice que de eso nada, que tiene una esposa y una hija que le necesitan.
Cambiar a Krystle por Lindsay es duro... lo sabemos Matthew
Al día siguiente Blake
se sorprende cuando Joseph le dice que Krystle se ha marchado, en el fondo sabe
que puede haberle abandonado pero se niega a creerlo y le dice que volverá,
seguro que volverá. Espera sentado Blake…
¿Y Steven? ¿Va a tener
que lidiar con sus dos posesivos amantes toda la vida? ¿Con cuál se quedará? Teniendo en cuenta sus innumerables
atractivos, Ted piensa que puede ser el ganador, pero cuando esa tarde llega al
apartamento encuentra una nota de Steven dirigida a él y no es de amor
precisamente.
Se acabó, finito, THE END, KAPUT... ¿Lo entiendes ya Ted?
¿Es esto el adiós a Ted? ¿Si? ¡Pues no! ¿O es
que no le conocéis todavía? Tomando la peor de sus decisiones y sabiendo que
Steven ha ido a la mansión para recoger algunas cosas, acude allí para
reprocharle la ruptura por carta.
¡Pues no, no lo ha entendido! A Ted no te lo quitas
de encima ni con aceite hirviendo.
Cuando Blake llega a la mansión y se entera por el chivato de
Joseph que Ted está allí, se pone como un basilisco.
Ha dicho "¡LE MATARÉ!" ¿Vale Joseph? ¡Recuerdalo!
Justo cuando de una vez
por todas Steven había convencido a Ted de que estarán mejor separados (¡aleluya!)
y que no es saludable para su relación seguir acosándole, en pleno abrazo de
despedida, inocente abrazo, Blake abre la puerta y piensa que ese abrazo es prácticamente
una película porno gay bajo su techo, así que se tira sobre Ted para
separarle de Steven. con tan mala pata que tropieza y se da un golpe contra la
chimenea.
Fallon y Blake miran horrorizados a Steven, que entre sollozos y con
la cabeza ensangrentada de Ted en sus manos le grita: “¡Le has matado!”
Parece ser que sí, que Blake es un
hombre de palabra y lo que promete lo cumple… Pero tendremos que esperar al
próximo episodio para ver como continúa.
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